motivos para oponerse a la reforma educativa

Es una legislación que propone “mejorar” la educación del país con los siguientes cambios:

- Impone una evaluación estandarizada con preguntas descontextualizadas de conocimientos generales, que no valoran habilidad ni experiencia pedagógica de los profesores, la formación de sus alumnos, ni el contexto de enseñanza; es decir, se le aplicará exactamente el mismo examen tanto a un profesor del DF y al de una comunidad rural donde no todos los niños necesariamente hablar en español y dudosamente tienen computadora.

- Los maestros que reprueben dicha prueba tres veces serán despedidos, si son de nuevo ingreso; los que ya tengan plaza al entrar en vigor dicha “Reforma”, serán “reinstalados” en otros puestos de trabajo -como conserjes, ayudantes, porteros, etcétera.
- Si un maestro falta por tres días hábiles o más en un período de 30 días, se le puede despedir sin derecho a audiencia. Esto quiere decir que cualquier maestro que apoye un paro de labores puede ser despedido, injusta pero legalmente.
- La autoridad que hace la “revisión” de un despido, es la misma que lo decide: la SEP.
- Permite al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y a la Secretaría de Educación Pública (SEP) interpretar la ley y decidir políticas, sin la intervención del sindicato ni de autoridades Estatales. Es decir, centraliza las decisiones y la elaboración de programas de enseñanza.
- Le da “autonomía” de gestión a cada escuela, incentivando a padres de familia y “líderes educativos” a resolver problemas de material, infraestructura, y otros. Con ello abre la puerta a que sean los padres de familia quienes tengan que pagar el mantenimiento de las escuelas, sin que el gobierno incurra en una falta legal por omisión. 
- Se sugiere la introducción de “microempresas” para atender las necesidades de alimento de los niños de manera “sana”.
- Se cancela el derecho a recibir salarios caídos en caso de despido injustificado.
- Permite pagos por horas y por contratos temporales en ciertos casos.
- Priva al maestro del título legal de trabajador y pasa a ser “sujeto administrativo”, con lo cual deja de tener las protecciones del Artículo 123 Constitucional

 
-  Los padres de familia van a terminar pagando buena parte de los costos de mantenimiento (infraestructura, reparaciones, material, etcétera)
- En muchas comunidades rurales o semiurbanas, llegarán maestros externos que no tengan el mismo vínculo con la comunidad que los anteriores. Se perderá el trabajo de organización con la comunidad que tienen muchos maestros disidentes.
- Disminuirá el tiempo promedio de estancia por maestro en cada comunidad.

- Habrá un mayor abandono a la educación en zonas marginadas
- Se abrirá el negocio de comedores escolares a la iniciativa privada
- Se cambiará el contenido de la educación para satisfacer las necesidades de los grupos empresariales que apoyan la reforma, privilegiando habilidades técnicas y reduciendo importantes aspectos formativos de una educación nacional.

- El gobierno intentará eliminar, desarticular o cooptar a las secciones disidentes del sindicato, sobre todo las afiliadas a la CNTE.
- Se intentará abrir la educación gradualmente a la iniciativa privada en calidad de negocio, siguiendo el modelo estadounidense de educación “pública” delegada a empresas privadas (“Charter Schools”).
 
 
En ninguna parte de la reforma educativa se hace referencia al contenido de la educación, más allá de una vaga referencia a la “calidad” de la educación. ¿Con qué parámetros se determina la calidad de la educación? Con el examen estandarizado que realiza el INEE. ¿Qué es lo que mide el examen? La “calidad” de la educación. El concepto de calidad que ofrece la “Reforma” es hueco y no ofrece ninguna propuesta pedagógica.
 
Esta “reforma” supone que al reducir los derechos y la calidad de vida y laboral de un profesor, la educación mejorará mágicamente. No proyecta ninguna innovación ni mejora en el sistema educativo.   
¿Quién está detrás de la llamada reforma educativa?
El contenido principal de la contra-reforma educativa está anticipado casi en su totalidad en los acuerdos del gobierno de México con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico de 2010, e incluso de varios años atrás. De hecho, los acuerdos incluyen algunas exigencias adicionales como abrir plazas a concurso en base a la evaluación estandarizada, que aún no están en la contra-reforma educativa en México, pero sin duda lo propondrán más pronto que tarde.
Por otro lado, entre los principales promotores ha estado la fundación Mexicanos Primero, cuyo presidente González Guajardo fue también presidente de Fundación Televisa y ha recibido diversos tipos de honores por parte de instancias educativas financiadas por los legionarios de Cristo, la orden fundada por Marcial Maciel, quien fue acusado de violaciones sexuales a menores. También es consejero de Fundación Carolina, formada por el Partido Popular español y que se dedica a formar élites de derecha en América Latina. En el 2012, Gonzalez Guajardo exigió a Peña Nieto una reforma educativa con las mismas características que tiene la que hoy se impulsa.

En primera instancia, busca “flexibilizar” al trabajo de la enseñanza: quitar trabas para despedir maestros, cambiarlos de puesto, cambiarlos de zona, recontratar, reducir y aumentar plazas según la necesidad y el capricho. Con ello también se hace más difícil que los maestros más honestos y comprometidos hagan todo lo que implica su trabajo: establecer vínculos con el lugar, fomentar la organización de los alumnos y padres de familia, adecuarse a las necesidades de sus alumnos y desarrollar su estrategia de enseñanza e incidencia social.
La “reforma” crea las condiciones necesarias para introducir, poco a poco, la iniciativa privada en la educación, y para ello es menester eliminar o debilitar a las secciones sindicales adherentes a la CNTE: eso es imposible sin una legislación que permita despidos, cambios de puesto, reubicaciones y pérdidas de derechos.
También tiene como objetivo empobrecer el contenido educativo que se le imparte a la mayoría de la población, reduciéndolo a habilidades técnicas y de comunicación que sean útiles para el mercado laboral (es decir, cualidades que buscan los empresarios al contratar mano de obra barata), y dejando de lado todo lo que se necesita para formar seres humanos con historia, con identidad, y con memoria que defiendan sus derechos y sus comunidades.
 
Pero, ¿no era necesario un cambio en la educación?
Por supuesto que la educación del país debe mejorar, y que la capacitación y evaluación de los maestros debe tener un papel en ello; sin embargo, no una evaluación estandarizada, descontextualizada, y realizada sin la participación activa de los maestros que tienen que implementar las mejoras. La evaluación estandarizada que se propone sienta las bases para despidos injustificados de los maestros que le resultan incómodos al gobierno, y no aporta ningún análisis del sistema educativo ni de cómo mejorarlo. Los maestros de la CNTE han realizado contrapropuestas exigiendo que se discutan seriamente, pero se les ha respondido con represión y la simultánea simulación de diálogo; lo hemos visto desde los primeros días de movilización de la CNTE en el Distrito Federal.

En primer lugar, no somos ajenos a la educación pública: muchos tendremos hijos, sobrinos o nietos que pasarán por ahí. Y en cualquier caso la educación es una fuerza potente de cambio o estancamiento que a todos nos tocará.
En segundo, porque en los últimos días el gobierno federal y el del Distrito Federal han desplegado operativos impresionantes que han resultado en golpizas, detenciones arbitrarias, abusos de autoridad, actos ilegales y violaciones de derechos humanos que afectan no sólo la integridad de los profesores que protestan y quienes los acompañan, sino también el derecho de todos a un trato digno y apegado a la ley por parte del gobierno. Si estos atropellos se permiten y surten efecto, su repetición está garantizada.
En tercero, porque el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles, ha dado un apoyo matizado a la contra-reforma educativa, afirmando que es “un paso en la dirección correcta” aunque aún sea “incompleta”. Ante ello, los universitarios somos responsables de dejar en claro que no habla a nuestro nombre y que la máxima casa de estudios no va a avalar semejante retroceso. La llamada reforma educativa no es un paso “en la dirección correcta”; es un paso atrás, y uno que puede salir muy caro. 

Algo ya se ha estado haciendo. Desde brigadeos informativos y foros hasta paros de escuelas de distintos tipos. Caben muchas iniciativas, y cada facultad y escuela debe decidir su forma de apoyo y acción.
Debemos ser críticos ante la información que recibimos todos los días y la campaña de linchamiento en la tele y la radio en contra de los profesores. Alguien debe estar pagando por toda esa publicidad y decidiendo qué es lo que se dice ahí. Quienes deciden qué es lo que se dice son justamente los grupos que quieren convencernos de aceptar esta reforma. Ante una ausencia notable de diálogo y discusión, a los maestros no les queda otra alternativa que la movilización y la presión. Los bloqueos que realizan los maestros, o los paros en facultades y escuelas de la universidad, son una molestia menor comparado con las implicaciones de la llamada reforma educativa, que de pasar inadvertidas durarán por mucho tiempo. ¿ O prefieres que se reestructure la educación del país como un supermercado y nadie diga nada?